Los Elohim (ángeles) cubrieron todos los quehaceres es estratos. Desde lo más cercano a Dios hasta lo más cercano al Hombre, Su última creación, Sus verdaderos hijos. 'A Su imagen y semejanza' hace referencia no a la forma, sino a el alma, lo que diferencia a los hombres del resto de las criaturas. Por poderosos que sean los Ángeles, también carecen de ese fuego interior.
"Los Amaneceres transportaron Su chispa, los Fundamentales construyeron el recipiente, los Guardianes dotaron de actividad a las piezas, los oceanitas le dieron su formación sagrada, el raciocinio y los talentos, los Azares donaron el concepto del tiempo, la memoria y el potencial de anticipación y planificación, los Ángeles de la Naturaleza pusieron el instinto y las sensaciones. El toque final fue de los Segadores: la renovación física, la capacidad de cambiar, crecer y, si es necesario, curar las heridas de la experiencia."- La humanidad fue la creación definitiva, la más ambiciosa. Y de Dios llegaron dos órdenes que lo cambiarían todo:
Primero, ordenó que los Elohim amaran a los hombres como a Él mismo.
Después, ordenó que se escondieran de él. No deberían ver, sentir o escuchar, ninguna pista, ningún mensaje que les revelara la existencia de los ángeles.
Y, sumisos, lo cumplieron.
Adán y Eva pasearon por el Paraíso, un lugar mucho más rico, fuera de la comprensión del mundo monocapa actual, donde todo existía en capas diferentes que se disfrutaban simultáneamente. Todo era perfecto para ellos y cada uno era un momumento a la belleza. Pero carecían del contraste para saberlo. Eran los seres más perfectos de la Creación, pero no desarrollaban su potencial y se limitaban a andar, comer y dormir. Y los Elohim, sufriendo por ello, permanecieron ocultos.
Fué un Azar, Ahrimal, quien vio en un futuro cada vez más cercano un terrible cambio, algo que, dijo, trastocaría el futuro de la humanidad. Se informó a los Ángeles, se intentó contactar con Dios, pero éste calló. Confusos, los Elohim se reunieron para debatir qué hacer, y la discusión no resolvió nada. Fué entonces cuando Lucifer, el Lucero del Alba, habló. Propuso que, dado que Dios les exigía cumplir con dos premisas incompatibles, los ángeles que lo quisiesen se manifestaran a Eva y Adán para avisarlos de la catástrofe y, así, cumplir con la primera órden salvándolos.
Y fue así, por amor, cómo liderados por la Voz de Dios, el Príncipe de los Ángeles, el Serafín de la Mañana, Lucifer, un tercio de la Hueste se mostró para prevenir a la Humanidad. Su ofrecimiento fue desinteresado, ofreciendo un último regalo a los hombres que amaban como a Dios y dándoles la opción de rechazarlo. Y éstos lo aceptaron complacidos.
Ésa fué la Caída de los Ángeles y su regalo último a la Humanidad fué la consciencia.
"Los Amaneceres transportaron Su chispa, los Fundamentales construyeron el recipiente, los Guardianes dotaron de actividad a las piezas, los oceanitas le dieron su formación sagrada, el raciocinio y los talentos, los Azares donaron el concepto del tiempo, la memoria y el potencial de anticipación y planificación, los Ángeles de la Naturaleza pusieron el instinto y las sensaciones. El toque final fue de los Segadores: la renovación física, la capacidad de cambiar, crecer y, si es necesario, curar las heridas de la experiencia."- La humanidad fue la creación definitiva, la más ambiciosa. Y de Dios llegaron dos órdenes que lo cambiarían todo:
Primero, ordenó que los Elohim amaran a los hombres como a Él mismo.
Después, ordenó que se escondieran de él. No deberían ver, sentir o escuchar, ninguna pista, ningún mensaje que les revelara la existencia de los ángeles.
Y, sumisos, lo cumplieron.
Adán y Eva pasearon por el Paraíso, un lugar mucho más rico, fuera de la comprensión del mundo monocapa actual, donde todo existía en capas diferentes que se disfrutaban simultáneamente. Todo era perfecto para ellos y cada uno era un momumento a la belleza. Pero carecían del contraste para saberlo. Eran los seres más perfectos de la Creación, pero no desarrollaban su potencial y se limitaban a andar, comer y dormir. Y los Elohim, sufriendo por ello, permanecieron ocultos.
Fué un Azar, Ahrimal, quien vio en un futuro cada vez más cercano un terrible cambio, algo que, dijo, trastocaría el futuro de la humanidad. Se informó a los Ángeles, se intentó contactar con Dios, pero éste calló. Confusos, los Elohim se reunieron para debatir qué hacer, y la discusión no resolvió nada. Fué entonces cuando Lucifer, el Lucero del Alba, habló. Propuso que, dado que Dios les exigía cumplir con dos premisas incompatibles, los ángeles que lo quisiesen se manifestaran a Eva y Adán para avisarlos de la catástrofe y, así, cumplir con la primera órden salvándolos.
Y fue así, por amor, cómo liderados por la Voz de Dios, el Príncipe de los Ángeles, el Serafín de la Mañana, Lucifer, un tercio de la Hueste se mostró para prevenir a la Humanidad. Su ofrecimiento fue desinteresado, ofreciendo un último regalo a los hombres que amaban como a Dios y dándoles la opción de rechazarlo. Y éstos lo aceptaron complacidos.
Ésa fué la Caída de los Ángeles y su regalo último a la Humanidad fué la consciencia.
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